Lo habitual es plantearse una boda más o menos convencional y sólo queda elegir entre las diferentes alternativas que existen (urbana o rural; en un hotel moderno, clásico, o de estilo rústico; en una finca, alojados en una carpa...)
Hay sitios maravillosos -y carísimos- pero que no están al alcance de todos y otros más asequibles.
Pero si buscais un lugar donde poder personalizar vuestro evento, dándole vuestro "toque personal", donde podais reuniros con vuestra familia y amigos como si los invitárais a vuestra casa y hacer de vuestra celebración una fiesta diferente, que recordarán siempre como algo original y entrañable, la elección del lugar se limita bastante.
Podreis elegir entre los menús que os ofrezca el establecimiento -normalmente de catering-; en algunos casos, también os pueden ofrecer diferentes estilos de vajilla y lenceria. Tal vez podais contratar artistas que amenicen la fiesta... La diferencia entre una celebración y otra se queda en eso (el lugar elegido, el menú y poco más).
En "El Mirador de Las Colinas" conseguimos la diferencia. No hemos celebrado una boda igual que otra porque permitimos que las parejas den rienda suelta a su imaginación para que el evento sea exclusivo y único.
Mirad algunos ejemplos:
A Merche y Félix se les ocurrió una idea muy original: Se conocieron en una escuela de baile y quisieron que en su celebración, ese fuera el tema central de la decoración y la fiesta. La mesas llevaban el nombre de diferentes estilos de baile. Además encargaron unos paneles que instalaron en la terraza y en el salón, con la función de "photocall". Durante el cóctel, la cena y la fiesta, los invitados disfrutaron haciéndose divertidas fotografías con la imagen de una pareja "de película". Ni que decir tiene que con los temas del baile, especialmente elegidos para que todos los invitados pudieran disfutar, ellos se lucieron especialmente y la gente lo pasó genial.
Ingrid y Jose querían una celebración muy íntima (sólo la familia y unos cuantos amigos). La fiesta tenía que ser memorable y tan alegre como lo es esta encantadora pareja, aunque con tan pocos invitados, de tan diferentes edades y gustos musicales y reconociendo que la mayoría eran poco aficionados a bailar, había que encontrar un recurso para que la gente se animara. Optaron por llevar pelucas y otros objetos divertidos para todos los invitados. El resultado fue genial. Todos participaron y se conseguió una fiesta con mucho ambiente y muy "buen rollo", en la que el ritmo no decayó ni un solo instante.
Esta pareja optó por una colección de sombreros, a disposición de los invitados, para ambientar el baile, esta vez con un estilo más clásico. Fue divertido ver a un invitado "marcarse" un pasodoble con una montera de torero, a una sra. de "tiros largos" colocarse una pamela de colores chillones durante un vals, o a un jovencito con ropa informal bailar rock&roll con chistera... Los niños disfrutaron de lo lindo colocándose bombines, sombreros tejanos y demás, que hicieron las delicias de todos los invitados. Un toque de desenfadado y de humor que aportó originalidad y frescura a la celebración.
Jorge y Anita buscaban una boda romántica y más clásica, pero sin olvidar detalles muy personales. Decoramos la terraza con tules, arreglos florales y velas, jugando con una gama de colores desde el blanco al berenjena, pasando por diferentes tonos de malva. Conseguimos un ambiente muy natural, elegante y relajado, muy a tono con el paisaje y el estilo de los novios y sus invitados. Una ceremonia, cóctel, cena y fiesta en una noche de verano inolvidable que duró hasta el amanecer.
El detalle de la foto fue una idea confeccionada por la propia novia; el protocolo de cada mesa, con el nombre de los invitados, colgaban de un árbol en el jardín. Muy decorativa y original.
La boda de Sergio y Cécile también era especial. La mayoría de los invitados de Cécile venían de Francia y allí tienen costumbres un poco diferentes en cuanto a banquetes de boda. La de Sergio, de procedencia Navarra, nos ponía el listón muy alto en cuanto a cantidad y calidad respecto al menú ...
La fecha elegida fue el 7 de julio, "San Fermín".
Optamos por una organización un poco diferente para el banquete, para aunar las expectativas de ambas familias: Un cóctel en la terraza más largo del habitual, que contenía muchas más propuestas gastronómicas -en Francia lo habitual es un banquete tipo buffet libre-, con abundante jamón ibérico y champán francés y la cena se limitó a un ligero entrante, un buen corte de carne de buey a la parrilla y un postre a gusto de los novios.
Les sorprendimos con unos pinchos para el cóctel que representaban a los mozos de los encierros pamplonicas, que añadieron un toque emotivo más al evento.
También recordamos:
La boda de Miguel y Maica, tuvo de particular la fiesta posterior a la cena. Ambos son profesionales del mundo de la música y esperaban invitados de diferentes partes del mundo relacionados con su profesión: la terraza se convirtió, durante la madrugada y hasta el amanecer, en el escenario de un concierto único (equipos de sonido dignos de los mejores espectáculos, afamados artistas, instrumentos de todo tipo, improvisaciones de jazz, soul...) hicieron las delicias de todos y consiguieron hacer de una boda íntima un maravilloso espectáculo repleto de emociones y totalmente inolvidable.
Mónica, una ejecutiva de nacionalidad mexicana se había enamorado de un madrileño. Organizaron una boda íntima con una cena, en un frío día de diciembre, para la familia y unos cuantos amigos españoles. La celebración más importante sería en México en primavera. En complicidad con el novio, intentamos aportar algún detalle que hiciera presente la tierra natal de Mónica: unos simples nachos con guacamole servidos en el cóctel consiguieron que la novia se emocionase y echara un poco menos en falta sus costumbres y a su gente.
En la boda de Alexis y Julio el mundo del cine fue el protagonista de la ambientación, ralacionado con sus profesiones. Las mesas tenían carteles con los nombres de las películas que ellos propusieron. Otra nota original la pusieron un grupo de invitados japoneses, amigos del novio, venidos expresamente desde su país para la boda. Su especial cortesía, un emotivo discurso apenas inteligible y el divertido ritual en el que implicaron al novio, hicieron las delicias de todos los invitados.
Animadores y tartas de chuches para los más pequeños, globos con mensajes de buenos deseos volando hacia el cielo durante un espectacular ocaso, fuegos artificiales como telón de fondo de un vals en la terraza, ramos de chupachups portados por las damas de honor...
Y podríamos seguir contando muchas más anécdotas e ideas que han sido posibles llevar a cabo .
Estamos abiertos a hacer posible vuestros deseos y a que los detalles que hagan diferente vuestro evento no se queden en la imaginación.
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